jueves, 1 de diciembre de 2011

La Suiza Manchuela

La vida me ha dado la oportunidad de hacer muchas cosas, pero una de las que más ilusión me genera, es trabajar por Villa de Vés, ese hermoso pueblo, con muy buena gente y un paraje natural invalorable en medio de Castilla La Mancha.

El nombre de Villa de Vés nos dice varias cosas, como el origen (Vés, podría devenir de un vocablo íbero y corresponder al señor de estas tierras en dicha época, dado que en ellas existen asentamientos desde tiempos inmemoriales) y el rango que obtuvo en la Edad Media tras la Reconquista, el grado y título de “Villa”, concedido por Alfonso X “El Sabio”.
 

En cuanto el patrimonio histórico y cultural, destacar los restos (apenas hoy visibles) que se sitúan en lo alto de una muela o farallón natural, de lo que fue el castillo, guardián de la frontera entre los reinos de Castilla y Valencia; situándose a sus pies la ermita-santuario del Cristo de la Vida (antigua Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción) sin duda el monumento arquitectónico mas emblemático de Villa de Vés, en cuyo interior encontramos interesantes retablos y pinturas, así como un órgano del siglo XVIII. Señalar también, ya en el llano, el actual edificio del Ayuntamiento con espadaña, campana y curiosos abovedados en su interior y en los soportales, donde se centra buena parte de la vida de los villenses.
En Villa de Vés, debido al microclima tan especial que hay, se desarrollan gran diversidad de plantas y árboles, como granados, higueras, olivos, almendros, parras, fresnos, pinos, cornicabras, zarzas, juncos, piteros, romeros, espinos y un largo etc.

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